#ElPerúQueQueremos

Sin lugar para llegar

Publicado: 2018-03-02

Habían manejado casi dos horas. La última hora y media estuvieron en la carretera   rodeando el mar, sintiendo el vacío y la lejanía de todo. De vez en cuando pasaba un carro o un trailer por su lado. Iban animados, escuchando algunas canciones de The Cure, hablando un poco de todo, aunque más tarareando las canciones que a los dos les gustaba. En un momento determinado él le pidió que detenga el vehículo. “Me siento mal, creo que tengo un calambre en la pierna, detén el carro por favor”. Ella le hizo caso, encendió sus luces de emergencia y se estacionó al lado del camino. La carretera era larga, como una franja prolongada que no permitía ver un destino claro hacia ninguno de los dos lados. Ella se aproximó a él para darle auxilio. “Te encuentras bien? Te duele mucho?”. Él estaba apoyado en el lado de la puerta donde iba sentado. Le pidió que se acerque para que lo ayude a sostenerse. Cuando estuvo ella a su lado, él posó una mano en su hombro y luego puso la otra en su cintura. De pronto ya la tenía asida a su cuerpo. “¿Ves hacia allá?” – le preguntó señalándole la dirección sur de la carretera donde conducían. “¿Qué ves?” Ella contestó que nada. No veía nada. Luego le señaló la dirección norte de la carretera y le hizo la misma pregunta. Ella volvió a responder que no veía nada. “Ni a un lado ni al otro hay nada. Pero nosotros estamos aquí, en medio de este camino sin tener un lugar al cual llegar. Esto es lo único que existe para nosotros. Nosotros”. Ella lo miró y lo abrazó con fuerza, como para que no se vaya de su lado jamás. Como afirmando su necesidad de sostenerlo para sí. Así estuvieron hasta que empezó a amanecer. Escuchando únicamente el motor de los autos que pasaban a toda marcha, y el latido fuerte de sus corazones pegados uno al lado del otro. Después volvieron a sus vidas, como si nada hubiera pasado. De hecho nada pasó. Nada a veces es bastante. 

Junio 2015


Escrito por

Carlo Mario Velarde

Filósofo, interesado en temas públicos y en la exploración de la subjetividad.


Publicado en

Alondras

Relatos, anécdotas, y cosas sin importancia...