#ElPerúQueQueremos

Lavandería de fantasmas. José Watanabe

La Fantasía de ser padre II

Miranda

Publicado: 2015-08-16

Ayer mi hija Miranda cumplió siete años. Hemos tenido tres celebraciones con ella. Una en su cole, otra en casa con la familia y otra de paseo con sus dos mejores amiga y amigo de paseo por el campo. Verla contenta es para mí una posibilidad de verme a mí mismo contento. 

Miranda es mi primera hija de los tres que tengo. Es la mayor. Su llegada a mi vida fue una odisea. Como Ulises, anduvo surcando mares que nadie podía conocer. Su paradero era un destino incierto, desconocido. Durante mucho tiempo anduvo explorando tierras desconocidas, visitando a cíclopes y gigantes con los que seguramente se sentaba a contarles historias y chistes que inventaba en el momento, porque siempre fue buena para ello. Estuvo también es islas remotas intercambiando sus tesoros hallados en sus viajes para poder encontrar los caramelos que tanto le gustan. Hasta que una vez que le dio la gana venir a encontrarse con nosotros se plantó frente al gran Poseidón y con su gesto fruncido le dijo que se deje de huevadas. Que ya era hora de llegar.

Así fue la llegada de Miranda. No teníamos que buscarla. Ella llegaría cuando le diera la ganar de venir y en efecto así ocurrió. Porque ella es así. 

Cuando llegó a mi vida, yo era todavía un muchacho que no sabía mucho –nada en realidad- de cómo podía ser un buen padre para ella. Y en esa inconsistencia, lo único que pensaba era que deseaba ser el mejor padre para ella. Soñaba con ser un buen compañero, en mostrarle las maravillas de reír. De jugar, de descubrir juntos el sentido a este mundo raído en las sonrisas. Fue así que desde que era muy pequeña me distendía en las historias que le leía con esmero. O en hacerle hablar a sus muñecos, a los globos, a cualquier cosa que ella le diera la gana que hable: “papi, hazlo hablar”, entonces el objeto cobraba vida en la palabra y en una performance que terminaba cuando ella me mandaba a tomar mi sopa porque ya quería dormir.

Cuando cumplió cinco años fuimos por primera vez a ver a nuestro equipo, Universitario de Deportes. Su impresión frente a la trinchera norte cantando y saltando fue enorme. Pero fue recién en el segundo partido al que la llevé, que grité por primera vez un gol de mi equipo con ella con toda el alma. La U jugaba contra el Gálvez en el Nacional, fue el año 2013 que campeonamos. El partido estaba cerrado, la U no podía anotar. Ella se había ido gradas abajo a jugar con otra niña como ella, cuando de pronto la U metió el gol del triunfo a los 89 minutos. Todo el estadio enloqueció. Fui corriendo donde ella con el temor de que se haya asustado, cuando la cargué, me miró y dijo “gol papito…gol carajo…gol”. Desde ese momento Miranda no puede dejar de preguntar por la U y de gritar conmigo los goles de nuestro equipo. Pienso que Miranda no hubiera podido ser de otro equipo. Ella es pura garra, puro pundonor.

Con ella he caminado mucho, y estoy seguro que seguiremos caminando mucho más. Con ella y por ella he tenido que inventar miles de historias cada noche porque hay veces los cuentos que compramos no bastan.

Anhelo irme de bares con ella cuando crezca. Anhelo seguir viajando con ella. Y que aprenda a comer verduras porque es bueno para su salud. Y aunque estoy seguro que nunca seré lo que ella sueña que yo sea, pues ahí estaré para lo que sea que desee que yo esté. Mi fantasía de ser padre se potencia cuando estoy a su lado. Es una fantasía bonita porque me ilusiona, me devuelve en cada momento a la vida. Y al mismo tiempo sé que es una fantasía, porque la idea que ambos tenemos de lo implica ser padre e hija siempre excederá nuestras propias capacidades humanas. Pero no nos cansamos.

Han pasado 7 años juntos. Y a pesar de sus retos, de sus furias, de sus celos. Su capacidad para reír es lo que la caracteriza. A pesar de muchas cosas, sabe que es la niña que amo con locura. Y que convirtió mi vida en algo mucho más rico de lo que hubiera podido imaginar alguna vez.


Escrito por

Carlo Mario Velarde

Filósofo, interesado en temas públicos y en la exploración de la subjetividad.


Publicado en

Alondras

Relatos, anécdotas, y cosas sin importancia...